COP 25, Cumbre del clima y por supuesto, la divina Greta Thunberg contra la Marabunta

Mientras dura la Cumbre del Clima Madrid 2019, aquí en mi ciudad y hoy, yo no siento que  haya cumbre, ni conciencia, ni intención de nada. No siento la Cumbre. Ni rastro. La ciudad se prepara para las Navidades con la contaminante explosión lumínica de siempre y las algaradas consumistas. Ni rastro. Madre me ha dicho que ha llegado Harrison Ford a la Cumbre. Atiza. Leo la prensa todos los días y debo buscar con lupa las noticias de la Cumbre. No encuentro ninguna conclusión relevante, ningún compromiso. Nada.

Somos una especie estúpida. Cada día me acuerdo de la fantástica película de mi infancia «Cuando ruge la marabunta»

Cuando me documenté para este proyecto, me hablaron de K, la capacidad de carga, la cantidad de individuos de una especie que aguanta un ecosistema sin colapsar.

https://www.worldometers.info/es/

7.700.000 millones hoy, en breve 8.000.000. Un disparate, si consideramos que alcanzamos los 7 mil en 2012, y el primer millar en 1800, more or less… Dicen que al principio del año cero éramos 200 millones y se tardaron 1800 años en alcanzar el millar, pero solo 200 en septuplicarlo, y 10 en añadir un millar más… Marabunta.

No queremos renunciar a nada. Incluso los más concienciados no quieren renunciar a algo, es una sola cosa, dicen, tomar un avión para tomarse un descanso en algún paraíso de su agrado, beber agua mineral, tener coche, una ducha diaria o limpiarse el culo con papel hiegienico… sin comprender o incluso comprendiéndolo, que toda excepción alimenta la Marabunta porque hay que multiplicar por 7.700.000.

Y en medio de todo esto apareció Greta Thunberg, mi heroina, la más criticada, de la que hacen chascarrillos los bufones e insultan los intelectuales. No quiero repetir el argumentario, ni rebatirlo, es obvio, Greta es incomoda, Greta molesta. No genera fantasías, no da pan, ni circo, levanta suspicacias. Y es mujer, además… En cierto modo me recuerda a Hatshepsut, a Juana de Arco o a Cleopatra, adolescentes bárbaras capaces de retorcele el cuello a la historia. También me recuerda al avatar de la Profecia de la Estrella, otra doncella nórdica, de rubios cabellos, eternamente triste y en lucha por darle la vuelta a este desastre que estamos gestando, que no acabará con el planeta pero creará la sexta extinción masiva, y a otra cosa mariposa… Espero que Greta estudie biología o química, o cualquier otra ciencia que busque soluciones. Solo la diosa ciencia dará la vuelta a esto. Aunque será tarde, tarde para Greta, y para todos los que vendrán y tendrán que asumir las consecuencias de este tiempo, el Tiempo de los Ignorantes.

Seguí en Instagram su hazaña, cuando la anunció no di crédito, cruzar en noviembre el Atlántico en catamarán, durante 26 días para llegar aquí, ante la panda de memos que somos todos, en un gesto absolutamente heroico y simbólico, de una dureza extrema que hasta le podría costar la piel. Me impresionó. No encuentro palabras para describir la emoción que me produjo su llegada a Lisboa y el tremendo alivio, habían llegado bien. La Vagabonde <3, buena gente. Obviamente no se ha repuesto tan facilmente,  no pudo encabezar la marcha del clima de sus viernes guerreros.

Mañana hablará en esta absurda Cumbre del Clima, que no tiene pinta de ir a ninguna parte. De hecho lo más relevante de esta cumbre es este gesto tan heroico y conmovedor… ¿Pero cuál es la trascendencia de un símbolo? Es todo y nada ante la Marabunta que sigue rugiendo.

La quiero pintar en mi altar de mujeres borradas, como una gorgona furiosa, gritando que no es la marioneta de nadie,  en medio de un mar embravecido ¿Tan tontos somos que no vemos lo que tenemos delante? solo hay que leer un poco para comprender. Es tan obvio que ya no sabe que hacer para sacudirnos la ignorancia. Divina Greta. Aquí tenemos un dicho: «No esta hecha la miel para la boca del asno». Tu gesta es polvo, pero no para mi. No para mi.

 

 

 

 

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